Actualmente, me empiezan a entrevistar bastantes periodistas españoles y latinoamericanos. A veces, es un éxito, porque no me piden que desempeñe el papel del santo inmaculado, iluminado, « ex-gay », exaltado, alegre, apuesto y perfecto. Pero a veces, es un desastre, porque no aceptan que yo represente una santidad « ensuciada », oscura, atormentada, imperfecta, dolorosa, difícil, penosa, débil, en camino, a veces indignada o inquieta, una santidad que valoriza la homosexualidad tanto como a Jesús.
Acabo de participar en una entrevista que no me ha salido tan bien como la de Enrique Vidal (el youtuber de « Enriquísimo TV », que no es homo) donde pude ser totalmente libre de decir lo que quería. Por la simple razón que la periodista católica que me hacía las preguntas no aceptaba que hablara de cosas negativas (la Cruz, la dificultad de la condición homo o de la renuncia a la pareja, la puerta estrecha de la continencia, las tentaciones, los desiertos, la dureza del discurso de la Iglesia sobre la homosexualidad y la dureza de la exigencia del celibato, las realidades de divisiones dentro de la Iglesia o de falta de apoyo objetiva de la mayoría de los católicos, el riesgo concreto de cisma a causa de la homosexualidad dentro de la Iglesia, la primacía de la homosexualidad comparado con otros temas espinosos en la Iglesia, etc.), porque interpretabas esas cosas negativas como « exageraciones » mías, como « faltas de Fe » de mi parte, o la negación del poder de Jesús contra ellas… ¡ lo que no son ! Al igual que los protestantes o que los nuevos conversos con quienes es imposible hablar de muerte, de enfermedad, de pecados, de caídas, de dificultades, de tentaciones, porque, según ellos, « Dios todo lo colma y todo lo vence ».
En realidad, los protestantizados entre los católicos quieren la Resurrección sin la Pasión y sin la Cruz, la Fe sin la duda y sin la libertad humana, la santidad sin la imperfección (los santos pecaron hasta el final de su vida), la liberación espectacular e inmediata sin las liberaciones parciales y progresivas. Y tienen miedo a acoger el sufrimiento de los demás : no lo quieren llevar ni escuchar… puesto que ellos mismos niegan sus heridas del pasado y no quieren dejarse contagiar por los males que oyen ; incluso no quieren dejarse contagiar por su propia compasión. « El mal y el sufrimiento no existen puesto que no deberían existir, y que Dios los quita. »
No he visto esta fe mágica, este cristocentrismo purista (que todo lo borra, que borra nuestra Humanidad que todavía sufre y vive en el pecado, y que piensa que fuera de una vida sacramental intensa y regular no hay salvación), en Enrique Vidal. Porque él me ha escuchado sin protestar, y ha aceptado que yo sufra, que advierta de riesgos reales, que denuncie injusticias, que describa problemas eclesiales o íntimos reales, que confiese que la condición homosexual es difícil (por mucho que uno tenga Fe y crea en Dios y experimente concretamente Su Acción en su vida)… No había en Enrique ninguna idealización del camino cristiano. No había resistencias o huídas cuando abordaba temas desagradables o negativos. Y no interpreta lo negativo que oía de mí, como una irrealidad, una mentira, un exceso, o una falta de Fe (Hasta Jesús mismo dudó que no había sido abandonado por su padre). Al contrario. Reconoció que el camino de la Fe y de la Salvación no es recto, que puede encontrarse fuera de la Biblia y de la oración (y dentro del ambiente homosexual), que pasa por el reconocimiento de la existencia del mal, por la Pasión y la Cruz. Dios nos colmará plenamente Arriba, en el Cielo, y su Victoria será plena solo allá. ¡ Pero primero nos toca vivir la Pasión/sufrir/combatir abajo ! Y dudo del discurso exaltado y desencarnado de los que pretenden que gracias a Jesús, Jesús y Jesús (el cristocentrismo y el espiritualismo integral que veo mucho en el protestantismo), viven el Cielo en la Tierra, que ya no sufren y ya no tienen bajones ni dificultades ni tristezas. Jesús-Dios mismo tuvo bajones, y de los fuertísimos… y por tanto, no carecía de Fe, de Esperanza y de fuerza. Y yo, antes de encarnar el ejemplo de persona homo liberada totalmente por Dios y alegre, quiero mostrar que el camino que me regala Dios es bello justamente porque es duro, que no es recto, que es un combate, que es complejo y libre, que es encarnado, porque Dios me permite experimentar Su Misericordia dado que Él no me ha transformado en Superman, y porque permite que yo sea a veces pecador en nombre del respeto de mi libertad (y encima, no se asusta de mis pecados).
Basta de iluminismo cristocentrado. No hay Pan sin Copa.
N.B. : Recibo ahora un mensaje de la periodista donde ella reconoce que solo quiere para su reportaje a testigos que se presentan como « ex-gays » (Ha entrevistado a Mauricio Clark, por ejemplo)… y que me dice – a pesar de que le haya contado con todos los detalles los tres encuentros sensibles con Jesús que experimenté concretamente – que « todavía no he encontrado verdaderamente a Jesús » y que « rezará por mí y por mi conversión » jaja! #LosCatólicosProtestantizadosSonUnaGozada. Pues que rece por los demás en lugar de rezar por ella, que así « aman » los fariseos sacramentalistas !