La primavera de las salidas del armario de los sacerdotes homosexuales anticlericales (el caso del padre británico James Alison)


 

Actualmente, salen en los medios de comunicación cada vez más sacerdotes/religiosos que se declaran abiertamente homosexuales (Jean-Michel Dunand, Krzysztof Charamsa, James Alison…) o que lo ocultan más o menos bien (la dominica Véronique Margron, el jesuita norteamericano James Martin). Estos clérigos a veces provienen del protestantismo. Y su denominador común es que no son obedientes a la enseñanza de la Iglesia, que a veces mantienen secreta su homosexualidad y que la viven mediante una propaganda de la acogida de las personas homosexuales creyentes.
 

Podrían dar la espalda a la Iglesia. ¡Pero no! Al contrario: insisten en quedarse dentro de la Casa, como agentes dobles cuya homosexualidad permanecerá astutamente confidencial, tan tácita como un secreto a voces. Se muestran lo suficientemente inteligentes y ambiguos como para no ser descubiertos (aunque no insistan mucho en su voto de celibato… que generalmente presentan con desprecio como una « necesidad generacional y cultural impuesta »… y por eso podemos tener serias dudas sobre su verdadera abstinencia sexual) y como para no ser destituidos de su función sacerdotal. Ya que centrar su discurso en la acogida de los « católicos LGBT » y de las personas homosexuales, aunque huela a un entrismo « inclusivo » barato y a una demagogia « gay friendly » que no anuncia toda la verdad sobre la práctica homo y no presenta la homosexualidad actuada como el mal y el pecado que es, aunque suela ir acompañada del zarpazo del « outing » (revelación forzosada de la homosexualidad) de sus correligionarios-sacerdotes, no constituye un patinazo lo suficientemente grave como para imponer una exclusión de la Iglesia (excomunión), un despido y una vuelta al estado laico.
 

Al igual que los alumnos perturbadores en una clase que se hacen los remolones para poder transgredir progresivamente las reglas, estos curas y religiosos progres borderline avanzan de puntillas. Se sienten a símismos investidos de la « Misión » de convertir a la Iglesia Católica institucional, que consideran « oscurantista », al « Evangelio del Amor y de la aceptación de todas las diferencias » (a fortiori la « diferencia catomosexual » de la que tanto habrían sufrido cruelmente en el pasado). Y no son los ataques demonizantes y poco sutiles de los católicos conservadores los que los detendrán (¡ Al contrario, los refuerzan y les proporcionan una publicidad bárbara !).
 

¡ Estos sacerdotes homos/gays friendly nunca dirán públicamente que practican su homosexualidad : se limitan a aplaudir a buena distancia una determinada práctica homo – « estable », « totalmente compatible con la práctica religiosa » y supuestamente « auténtica » – experimentada por otros ! De esta manera, se protegen contra los ataques, mientras siguen viviendo/practicando/justificando su homosexualidad a través de otras personas o parejas. Se podría decir que se trata de una homosexualidad actuada « de sustitución ». Una transposición que me parece tanto más perversa cuanto que es una forma de satisfacción implícita de su propia tendencia homo, pero que pasa hipócritamente por una contención, un sacrificio santo, una renuncia altruista, una retirada de humildad (« No vivo mi homosexualidad para que la puedas vivir tú… » declaman teatral/tácitamente las divas sacerdotales abstinentes que hacen su vibrante y conmovedora « salida del armario » tardía desde su lecho de muerte). Es una actitud asquerosa. Pero por lo visto, funciona, conmueve, y genera una espléndida y lucrativa carrera (perdón… « pastoral de las periferias ») o una segunda vida eclesiástica « santa ». James Martin, por ejemplo, vende muchos libros y aparece en muchos programas de televisión. ¡ Es un lifting perfecto para darse una imagen de benefactor que va a modernizar y « abrir » su « Iglesia polvorienta » ! ¡ Una reconversión sacerdotal reluciente ! Y que es muy fácil, además, ya que nadie sabe nada de la homosexualidad, y la gran mayoría de los católicos la temen y no le hacen caso.
 

Para imponer su propaganda naturalista-gay friendly (dicho de otro modo, estos sacerdotes abierta/secretamente homosexuales forman parte de los esencialistas/creacionistas que sostienen que la tendencia Y la práctica homosexuales serían « naturales » y por lo tanto necesariamente « buenas y bendecidas/deseadas/creadas por Dios », y también son aquellos que, en cambio, argumentarán que la continencia homosexual « no es natural », es « peligrosa », « suicida », « homófoba » y sería una « homosexualidad reprimida » : en resumen, caricaturizan falsamente la continencia como la abstinencia y la inhibición que no es), hasta se valen de un respaldo papal. Es decir que se aprovechan de la fragilidad y ambigüedad de la posición actual del Papa Francisco acerca de la homosexualidad (y luego acerca de las Uniones civiles), también se aprovechan de la bondad papal y de la ambivalencia del concepto de « acogida » y de « Amor » (la acogida y el Amor solo existen dentro de la Verdad: el Amor verdadero no es, como cree el Mundo, ¡ « incondicionado » ni « incondicional » ! La condición del Amor es 1) el respeto inviolable de nuestra libertad; y 2) el consentimiento a la Cruz), para aprovechar el resquicio eclesial y seguir armando su propaganda identitaria y sentimental homosexual sin ser molestados. Están protegidos por su estatuto eclesial, por sus buenas intenciones de acogida y de no-juicio a las personas, por la ignorancia/homofobia de sus contemporáneos y de los católicos en general, y se dejan llevar por la innegable influencia mediática de la homosexualidad y por la tensión/incomprensión cada vez más masiva en torno a la virginidad sacerdotal. Por lo tanto, ¡ se les abre un bulevar !
 

Aunque los católicos no me escuchen y se nieguen a entenderme al respecto, hay dos « detalles » importantes en el discurso del padre James Alison que lo traicionan e invalidan : primero, es su sobrevaloración de la franqueza (sustitución de la Verdad por la franqueza/honestidad/transparencia/sinceridad : dicho sea de paso, la franqueza es la base ideológica de la Franc-Masonería anticrística mundial) ; y en segundo lugar, es su sobrevaloración de la heterosexualidad (confundida con la diferencia de sexos : es en la heterosexualidad – que es el diablo disfrazado de diferencia de sexos – en la que se basan todas las leyes pro-gays).
 

Quisiera decir una cosa para terminar : tengan en cuenta que no estoy para nada en contra de la salida del armario de los sacerdotes en sí. Todo lo contrario. Lo dije en mi documental « Las Locas de Dios » durante las mesas redondas sobre la homosexualidad sacerdotal. La salida del armario sacerdotal, si estuviera orientada y apoyada por la continencia, salvaría a la Iglesia. El único problema es que, en los medios de comunicación, los pocos sacerdotes que actualmente están saliendo del armario no son continentes, y hasta refutan el requisito de abstinencia y de celibato exigido por la Iglesia a las personas que son duraderamente homosexuales, y atacan al clero designándolo como homófobo y « homosexual reprimido » en su mayoría. Mi sueño hubiera sido contar, entre las « Locas de Dios », con un testigo sacerdote continente (pero el amigo en que pensaba tenía miedo de perder su puesto de cura – porque, a fin de cuentas, no es siempre homosexualmente abstinente – y por eso se escabulló). Habría sido revolucionario. Y faltan muchísimo estos sacerdotes homosexuales continentes a la Iglesia. Felizmente, mediante la persona de Gerson Gonzales (el testigo peruano, que hizo 3 años de seminario), finalmente conseguimos a uno ;-).